La
situación que viven las mujeres privadas de libertad en las cárceles
dominicanas es dramática. No sólo porque deben cumplir esta pena, sino por la
falta de leyes y políticas adecuadas para lidiar con temas, como el aumento de
la población femenina en los recintos y el impedimento de tener relaciones
sexuales.
En
el país sólo uno de los ochos centros de reclusión existentes permite a las
reclusas tener intimidad con sus parejas.
Estas
mujeres reclaman que las autoridades les permitan tener relaciones íntimas con
sus parejas, tal como ocurre con los hombres, cuyas cárceles posen habitaciones
para estos fines.
La
subdirectora de género de la Dirección General de Prisiones, Milagros Ricardo,
explicó que en el nuevo modelo se está trabajando para permitir la intimidad
sexual de las internas.
Resaltó
que en Najayo Mujeres se instaló un área donde ellas puedan tener relaciones
con sus parejas y están trabajando otra igual en Baní. Indicó que el único
requisito que se les pide para tener intimidad con sus cónyuges, es mostrar una
certificación que avale la unión.
Dijo
desconocer las quejas de las reclusas, quienes en varias ocasiones han
denunciado que la seguridad de las prisiones les incautan sus juguetes
sexuales, pero reconoció que son seres humanos con necesidades que deben suplir
de algún modo.