1 sept 2012

Atención a todos los que no les gusta el ejercicio



Si desafortunadamente eres una de las millones de personas que están genéticamente predispuestas a la obesidad, realizar más ejercicio podría ayudar a combatir lo que la naturaleza te ha dado.

Un nuevo estudio sugiere que incluso la actividad física moderada puede reducir la influencia de una variación genética relacionada con la obesidad por más de un 25 por ciento.

Esta variación genética ha sido demostrado que aumenta el riesgo de obesidad en un 20 por ciento o más, dependiendo de cuántas copias de la variación herede una persona. Y es muy común: casi tres cuartos de las personas tienen al menos una copia. 

El ejercicio puede que no sea capaz de neutralizar esta predisposición por completo, pero los hallazgos del estudio muestran que los genes no determinan el destino en lo que refiere a la obesidad.

Incluso las personas que están genéticamente predispuestas a la obesidad pueden, al menos en parte, reducir esta susceptibilidad genética viviendo una vida físicamente activa.

Con demasiada frecuencia, las personas pueden pensar que no tienen control sobre su propio riesgo de obesidad. A pesar de que pueda resultar difícil perder peso o mantener un peso saludable es, aún así, posible.

Y no es necesario convertirse en un maratonista para contrarrestar la susceptibilidad genética. Con caminar, andar en bicicleta, subir escaleras o emprender alguna otra actividad de intensidad baja por al menos 30 minutos por día 5 días a la semana, es suficiente para disminuir el riesgo de obesidad.
Obviamente la predisposición genética es importante, pero lo que se hace con la disposición también lo es.