28 jul 2010

Sus días están contados


Al síndico de esta ciudad, el cual se había mantenido intocable de ese puesto por doce años, se le están acabando sus días de felicidad. La gozadera, las bullas y las algarabías que muchos sabían escenificar, ya no se suelen apreciar.


La teta que amamantaba a muchos se secó, producto de los usos indebidos que a esta se le daba. Ahora al síndico entrante le toca reponer todos los males y tratar de mantener a un pueblo desamparado y con innumerables quebrantos.