La
venta callejera o informal de alimentos cocidos o crudos es parte del folclor
dominicano, cuya oferta es aprovechada, en la mayoría de los casos, por las
personas de menos recursos económicos.
Jugos,
frutas, frituras, agua, empanadas, plato del día, dulces, entre otros, son
parte del menú visto en las vías públicas, lo que de una forma u otra se
constituye en un factor socio-económico que moviliza gran cantidad de recursos
y emplea cantidades considerables de personas, ayudando a disminuir los niveles
de pobreza y marginalidad.
Sin
embargo, esta práctica no regulada por las autoridades sanitarias amenaza
continuamente a la población con riesgos para la salud, ya que en la mayoría de
los casos los alimentos ofertados son preparados por personas sin la
capacitación adecuada para su manipulación y en condiciones precarias de
higiene, lo que incluso constituye una amenaza a la seguridad ciudadana.
En
un estudio, el ingeniero químico Nélcido Ruiz Lara, muestra que un mal manejo
de los alimentos vendidos en las vías públicas puede conducir a la adquisición
de enfermedades provocadas por patógenos, tales como bacterias, virus, hongos,
parásitos o componentes químicos.
Ruiz
Lara, coronel de la
Fuerza Aérea Dominicana, alertó a las autoridades competentes
a mantenerse activos todo el año a fin de que e evite la propagación de
enfermedades tales como el cólera, la leptospirosis, parasitosis y otras
importantes que hace tiempo han sido identificadas.