2 jun 2012

Pónganle atención a esta noticia, es preocupante



Un 60 % del territorio de República Dominicana es vulnerable a las inundaciones y de ese porcentaje, entre el 60 y el 70 % está también en situación de riesgo ante posibles deslizamientos de tierra.

El presidente de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) de República Dominicana, Luis Luna Paulino, dio a conocer estos datos en declaraciones a Efe con motivo del comienzo, hoy, de la temporada de huracanes en el Atlántico.

Aseguró, no obstante, que los planes de contingencia están dispuestos y los equipos de emergencia listos para actuar con el apoyo de hasta 10.000 voluntarios.

Durante la temporada de huracanes, que concluye el 30 de noviembre, se podrían formar entre 9 y 15 tormentas tropicales, de las que entre 4 y 8 se transformarían en ciclones, según los expertos, que califican la temporada de este año como "cerca de lo normal".

En República Dominicana, una de las zonas de mayor riesgo es la región del Bajo Yuna, que abarca parte de las provincias de María Trinidad Sánchez, Duarte, Salcedo, Sánchez Ramírez y Monseñor Nouel, situadas en el centro y el norte del país.

"Toda esa zona es inundable, es la más sensible a inundaciones por lluvias prolongadas", indicó Luna Paulino, pero también incluyó entre los lugares más expuestos puntos de San Pedro de Macorís (este), Monte Cristi (noroeste) y San Cristóbal (al oeste de Santo Domingo).

Además, cinco barrios de la ciudad de Santiago (norte), la segunda del país, están calificados como "de vulnerabilidad urbana" debido a las inundaciones que registran habitualmente a causa de la acumulación de plásticos que obstruyen los filtrantes y desagües naturales, explicó el también director de la Defensa Civil.

Jun
to a estas zonas críticas se sitúan también los barrios de la ribera del río Ozama, en Santo Domingo, donde habitan unas 250.000 personas acostumbradas a sufrir las crecidas de este cauce por las lluvias.

Entre los más afectados están los miembros de unas 3.500 familias del barrio de La Ciénaga que conocen la experiencia de ver cómo el cauce invade sus casas hechas de maderas y chapas de cinc.

Uno de los dirigentes vecinales de este barrio, Jesús Martínez, se queja de que las autoridades les ignoran cuando reclaman un refugio en condiciones.