La razón es que esta enfermedad es hormonodependiente. Significa que tiene estrecha relación con las hormonas femeninas.
Por
esa razón comienza su insidioso devenir con la pubertad agravándose cada vez
que aumenta en la mujer el tenor de estrógenos-progesterona como sucede por
ejemplo durante los embarazos.
El
descuido por la falta de atención ante la creciente deformación de los miembros
inferiores en esta época decisiva de la vida, marca para siempre a las
jovencitas.
Cada
embarazo estimula una agravación de la celulitis, lo que provoca en la mujer,
joven aún, depresiones y frustraciones que inciden psicológicamente sobre todo
el grupo familiar.