En
el mundo del espectáculo no existen ni los chichos, ni la piel de naranja ni
las estrías. Las imperfecciones de los cuerpos reales no atraviesan el objetivo
de la cámara y desaparecen de las imágenes que salen publicadas en revistas
gracias a lo modernos programas de retoque fotográfico.
Con
su magia de teclado y ratón logran que las mujeres luzcan siempre esculturales,
delgadas y felices, y se conviertan en un modelo a seguir por millones de
muchachas que no entienden de Photoshop. Solo ven un canon de belleza y se
juegan la vida por lograrlo.