La incidencia de depresión severa, e incluso de homicidios, es mucho menor en los países donde se consume mucho pescado, especialmente si es rico en omega-3 (el salmón, la sardina, el atún y la caballa), detalla un estudio del psiquiatra Joseph Hibbeln.
“El omega-3 aumenta la producción de serotonina, la hormona del bienestar. Por eso, la violencia pandémica en la sociedad occidental podría estar relacionada con la alimentación”, señala el especialista norteamericano, haciendo alusión a que consumimos mucha carne y poco pescado.
Otros estudios han respaldado sus hallazgos. Un ejemplo es la investigación de la Universidad de Lausana, en Suiza, la cual concluyó que tomar suplementos diarios de esta sustancia durante tres semanas reducía drásticamente la fabricación de hormonas relacionadas con el estrés, sobre todo de cortisol y adrenalina.
Asimismo, la Asociación Británica para el Control de la Ira, sostiene que una dieta abundante en este ácido graso poliinsaturado reduce la hostilidad hacia los compañeros y hasta evita que gritemos.