A
los 14 años, Luis Alberto transmite seguridad y tiene una mirada penetrante de
adulto. Dice que ello se debe a que desde muy chico conoció "la
vida": no tuvo padre, trabajó desde pequeño, se enganchó en la droga y fue
utilizado por una célula criminal para distribuir narcóticos.
En octubre pasado fue internado en el Cirad, un centro de rehabilitación situado al oeste de la ciudad y que atiende a 500 drogadictos, cien de ellos menores de 17 años, en el que inició un tratamiento de seis meses.
En octubre pasado fue internado en el Cirad, un centro de rehabilitación situado al oeste de la ciudad y que atiende a 500 drogadictos, cien de ellos menores de 17 años, en el que inició un tratamiento de seis meses.
En un fenómeno relativamente nuevo, cada vez más jóvenes están siendo utilizados como "mulas" o distribuidores, ya sea para cruzar droga a Estados Unidos o para venderla en las ciudades, sobre todo de la frontera, dice Víctor Clark, antropólogo social y especialista en el tema del narcotráfico en esta región.