EE.
UU. busca nuevos métodos para superar la crisis financiera que amenaza al país
y quiere aprovechar que sus ciudadanos comunes y corrientes desean contribuir a
la salvación de su patria. Stephen Carter, profesor de la Universidad de Yale
(EE. UU.) plantea introducir un impuesto al sexo.
El
activista ha contado que si cada persona sexualmente activa (cerca de 200
millones de norteamericanos) pagara al menos 2 dólares por cada acto sexual,
que en promedio tiene lugar dos veces al mes según las encuestas, la nación
ingresaría 10 billones de dólares anualmente.
Sin
embargo, la propuesta de Stephen Carter pretende matar dos pájaros de un tiro y
resolver la discusión entre el Gobierno norteamericano y la Iglesia católica. Se trata
de la ley introducida por las autoridades de Estados Unidos que incluye el pago
de las pastillas anticonceptivas en el seguro médico. La decisión provocó una
ola de indignación entre los obispos católicos.