El 16 de agosto, los dominicanos conmemoramos otro aniversario del inicio de los actos bélicos, que desataron la guerra domínico-española, por la restauración de la Republica Dominicana, que había sido proclamada el 27 de febrero de 1844, pero desde su fundación estuvo amenazada por las luchas intestinas de sus fundadores y otros que aún siendo acabados de llegar, ejercieron un protagonismo y una presión tan deliberante, que terminaron desplazando a los más sacrificados por la patria.
Decía Hostos que la Restauración de la República fue la verdadera independencia nacional porque dejamos también de ser españoles, una creencia que abrigaban amplios sectores de la burguesía nacional.
A estas luchas de intereses entre los dominicanos, se sumaron las constantes invasiones, amenazas y presiones de los haitianos, quienes alegaban que desde el tratado de Basilea en 1795, la isla era una sola e indivisible y por lo tanto se oponían a la independencia del territorio que ellos siempre habían reclamado y que habían gobernado desde el 9 de febrero de 1822, hasta el 27 de febrero de 1844.