Veo con mucho estupor como los niños trabajan en el campo, cosechando los frutos que en el mañana serán los ingresos de los padres o del patrón quizás por un salario miserable.
Esos pequeños que jamás asistieron a la escuela, que luchan por sobrevivir con actuaciones de adulto cuando deberían estar jugando con sus demas amiguitos, no desarrollan la mejor etapa que tiene cada ser humano, como lo es la niñez.
Detrás de esta forma de esclavitud hay adultos que los explotan y a los que nadie toca porque son grandes terratenientes. Esto es penoso, pero es la cruda realidad de nuestro país.