16 ago 2010

Dominicano hasta la tambora


Si hay algo que identifica a los dominicanos en cualquier parte del mundo, además de su amor por el merengue, la pelota, los tostones y las habichuelas con dulce, es su acendrado amor por la tierra que los vio nacer. No importan los colores de los equipos ni de los partidos, poca gente saca la cara por su patria con tanto amor y devoción como un quisqueyano.

Esa gente, medio campechana, jocosa y, una vez más que otra, medio belicosa, verdaderamente tiene una forma muy peculiar de ver y llamar las cosas. De ahí que, lo que para el normal de la gente tiene un significado estándar y aceptado, aquí se tiene una connotación que puede hacer temblar hasta las más firmes vigas de la seguridad nacional.

Es más, haga la prueba amigo lector, deje que repique la tambora y se arrastre la güira, seduciendo al acordeón, “si bota miel por los poros”, o no aguanta el cosquilleo en los pies la persona que está a su lado, “no hay ma na”, es dominicano con to el suiche, o mejor dicho hasta la tambora.

Foto: Vista en Facebook

Texto: Jimmy Almonte