1 abr 2010

Si el fogón está apagado, muchos los prende por las habichuelas con dulce


La Semana Santa es una tradición muy especial para los dominicanos y dominicanas. Miles cumplen con las fiestas Santas, tradición de la Iglesia Católica. Otros miles de hombres, mujeres, adolescentes y niños, en grupos y familias deciden “vacacionar” a cualquier lugar: ríos, playas, montañas, campos, y hasta viajes al exterior. Otros cientos de millones, aquellos que no tienen un peso para “celebrar”, tienen que quedarse en sus casas con los “fogones apagao”, hirviendo unas habichuelitas en tres piedras con un poco de batata adentro y coco “guallao”. Los más religiosos deciden pasarse desde el Domingo de Ramos hasta el Domingo de Resurrección “rezando hincados” en los templos muchos de ellos “purgando sus pecados”. Otro gran centenar de ciudadanos y ciudadanas, son el dolor de cabeza de las autoridades, la Defensa Civil, las emergencias de los hospitales, y los grupos de socorros, porque en sus vacaciones “santas” deciden: pisar más el acelerador de sus vehículos, beberse hasta las botellas y etiquetas, bañarse con el estómago “harto de arroz y ron”.



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