Después de casi cuatro décadas de ayudar en la formación integral a seres con discapacidad auditiva, el Instituto de Ayuda al Sordo Santa Rosa apela a la solidaridad de personas e instituciones, a fin de continuar con esta labor de integrar a estos seres a la sociedad, cuya preparación tiene que realizarse de manera especial. La limitación de recursos que experimenta el Instituto ha conllevado a abolir el almuerzo y ahora apenas pueden ofrecerles desayuno a sus estudiantes, situación que preocupa a las personas dedicadas a su atención, pues la mayoría de estos niños, niñas y adolescentes provienen de hogares muy pobres, donde carecen de una alimentación adecuada. Para Mirla Taulé, asesora legal del Instituto de Ayuda al Sordo Santa Rosa, la suerte de estos pequeños pesa en su alma como gran dilema. Vinculada desde hace décadas a dicha labor, junto al resto del voluntariado, cada instante deviene expectativas e impotencia ante la situación: “Los padres no pueden pagar el transporte diario de sus hijos. Nosotros nos ocupábamos de traerlos hasta la escuela; pero, son dos viajes al día, uno de los cuales vamos a tener que suspender, debido al gasto que representa en combustible y el propio vehículo, que ya es muy viejo”.
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