La vida en Puerto Príncipe, tal como pudimos apreciar en nuestro tercer viaje del 19 de enero, una semana después del terremoto, va recobrando, poco a poco, una cierta normalidad. Esta dinámica bien particular, luego de una catástrofe de tanta intensidad, de tanto dolor humano, de tanta destrucción material, de tanto recogimiento en el temor y en la angustia, es producto del mismo sistema de vida de la gente que habita esa ciudad. Recordemos que una inmensa mayoría de la población, fundamentalmente sus mujeres, está consagrada a buscar el sostén de su familia en las calles, en los mercados, en las aceras, en las plazas y en los pequeños negocios instalados en toda su geografía, o sea en una informalidad que comprende más del 85% de la población de Puerto Príncipe y de toda Haití.
Via vigilanteinformativo.com
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