Antes de sufrir una de las más grandes tragedias humanas, Haití ya era víctima de otros récords. Es el país más pobre de América y el que tiene un mayor deterioro ambiental, con un 98% de su territorio deforestado. Al mismo tiempo, la ONU lo sitúa en el puesto 149 entre los 182 países de su Índice de Desarrollo Humano. La situación de Haití contrasta con la de la República Dominicana. Ambos comparten la misma isla, pero el país vecino está 60 puestos por delante en el ránking de bienestar y su renta multiplica por siete a la de Haití. Su nivel de conservación del medio ambiente es también mejor. En Haití conviven récords de pobreza y de deforestación. ¿Tienen algo que ver? Según los analistas, sí, y por una serie de hechos complejos y que vienen de antiguo. El geógrafo Jared Diamond, que en su obra Colapso analiza el fracaso y el éxito de las sociedades a lo largo de la historia, pone a Haití como ejemplo de cómo la mala gestión ambiental y el fracaso en la gobernabilidad han arruinado un territorio. Es un proceso que arranca con la llegada de los conquistadores en 1492. La parte haitiana tenía peores condiciones de partida, pues sus suelos eran más pobres y además era más seca, ya que los vientos dominantes son del Este y las lluvias caen más del lado dominicano. Sin embargo, fue en Haití donde la acción humana se hizo más intensa.