22 ene 2010

La sangre pesa más que el agua


En esta nación desbastada por un terremoto de 7.0 grados, se confirma una vez más que la sangre pesa más que el agua, a pesar de que el mineral escasea y la gente está dispuesta a cualquier cosa para mitigar la sed. Sin embargo, es la sangre lo que hace movilizar a miles desde provincias y el extranjero para saber si los suyos sobrevivieron o están bajos los escombros de ciudades en ruinas. Las historias se repiten a cada instante, haitianos procedentes, principalmente de la República Dominicana, vienen a conocer la suerte de los suyos, y terminan bañados en lágrimas, si los encuentran muertos, heridos o simplemente ilesos. Es el caso de Roosevelt Paúl, quien lleva 23 años viviendo en la República Dominicana. Recorrió casi 600 kilómetros para reencontrarse con su familia residente en esta provincia del suroeste de Haití. Desde la misma tarde del martes 12 de enero, cuando la furia de la naturaleza se ensañó contra su pueblo, Roosevelt estaba inquieto en Higüey, una ciudad ubicada al extremo oriental de la Isla Hispaniola. Paúl se hizo pintor artístico en esa turística ciudad, donde llegó en 1989, después de pasar dos años en la capital dominicana. Aquí casó con Sarah Esther García, una joven de San Juan de la Maguana a quién conoció en una Iglesia Testigo de Jehová, cuando vino a visitar a su hermano David que se había establecido en Higüey en busca de mejor suerte.








Vía vidilanteinformativo.com