Cuando los menores son expuestos a ingerir bebidas alcohólicas durante la niñez o la adolescencia puede impedir el aprendizaje y el crecimiento normal.
El alcohol mata las células cerebrales, daña el hígado, cambia los latidos del corazón y la presión sanguínea, además es contra la ley que los niños tomen.
Los padres tienen que poner los pies sobre la tierra, y ser concientes que sus hijos lo único que necesitan, es que sus progenitores actúen de manera correcta.